Me gusta sentir nostalgia por tiempos que quizá no fueron del todo mejores pero se convirtieron en memorias entrañables por la risa, la complicidad, la inminencia y la compañía. A veces la nostalgia ni siquiera espera a que la distancia finque un argumento razonable para su existencia. A veces la nostalgia es nostalgia por el presente apenas sucedido e incluso por el presente mismo. Algo ocurre y uno ya siente que lo extrañará toda la vida. Yo creo que extrañaré mi presente, que sentiré nostalgia por estos días, que a veces no parecen tan brillantes o límpidos, que a veces incluso me han abatido. ¿Sentir nostalgia por estos tiempos de incertidumbre? Eso quizá ya es algo. Como decidir salir a caminar por las mañanas, sin prisa, sin miedo. Pensar que extrañaré estos días es saber que todos los pactos se hacen a ciegas.
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