Supongo que esa sensación de estar en un cuerpo ajeno era algo más que una secuela de haber sido obesa. Supongo que uno no puede escapar a tanto pasado y tantas historias inconclusas. Supongo que las facturas se acumulan y uno echa tierra sobre ellas, uno las ignora, uno acude a la ficción para sobrevivir, pero nada de esto funciona un día. Un día van cayendo todas las gotas de esa lluvia rezagada. La misma de hace más de veinte años, de ése sábado y todos los que le prosiguieron. Supongo que aquel desorden y aquella casa nunca se fueron del todo. Supongo que ante el duelo no queda más que ceñirse el luto y salir a la calle, al cine, al café. Traicionarse una vez más.
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Saludos desde Tampico.