De ser otros. Ésos que reciben fantasmas por correo. Ésos que abren los sobres de la correspondencia como quien se complica la vida sólo para que deje de ser aburrida y predecible. Eran los tiempos en que los fantasmas nos exigían respuestas que, por fortuna, no teníamos. Los tiempos performáticos y nosotros tan fuera de moda. Los tiempos de disfrazarse para ser uno mismo y nosotros tan sin pelucas, tan sin mostachos ni de candado las mesiánicas barbas. Eran los tiempos de la marcha de las putas y nosotros tan vírgenes, tan vírgenes pero tan falsos.
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