El sueño de los peces


No puedo admitir que los sueños
sean un privilegio de las criaturas humanas.
Los peces también sueñan.
En el lago pantanoso, entre miasmas
que aspiran a la espesa dignidad  de la vida,
ellos sueñan con los ojos abiertos.

Los peces sueñan inmóviles, en la bienaventuranza
del agua fétida. No son como los hombres, que se agitan
en sus lechos funestos. En verdad,
los peces difieren de nosotros, que todavía no aprendemos a soñar
y nos debatimos, como ahogados, en el agua turbia,
entre imágenes hediondas y espinas de peces muertos.

Junto al lago que yo mismo mandé cavar,
volviendo verdad un incómodo sueño de infancia,
interrogo al agua oscura. Las tilapias se esconden
de mi sospechoso mirar de propietario
y se niegan a enseñarme cómo debo soñar.

Ledo Ivo

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