Es abril, llueve.


El lunes hablé de ti y hoy, al entrar a esa cafetería, te pensé sin pensarte. Sin nombres. Así. Como una sensación de algo que se tuvo y ya no. Algo que se tuvo pero que nunca nos perteneció. De pronto me percato de lo olvidado que tengo tu recuerdo las más de las veces. Absurdo porque sin querer mucho de esa sombra que me persigue tiene que ver contigo. No logro recordar las cosas que me decías cuando salíamos de paseo. No consigo recordarte a ti, a la persona. Lo que tengo en mi memoria es una estatua.

El lunes hablé de ti como se habla de una extraña. No lo pensé en ese momento, pero la sensación ahora. Ese saberme tan lejana a mi pasado. Tan lejana y al mismo tiempo tan sujeta. ¿Es ese tu lastre, esa invisibilidad? Supongo que la fuerza de tu peso radica en eso. Algo imperceptible, subrepticio. Esa contundencia. Ese martilleo.

El lunes hablé de ti y hoy la imagen de ir de la mano, de tu mano, se hace presente. Ni siquiera es septiembre y de la nada hoy te has hecho presente. Ni siquiera es septiembre. Es abril, llueve y yo cada vez me alejo más de ti.



Comentarios

Alessa dijo…
Me gustó mucho tu texto, para mi Abril me pinta diferente.
Saludos
Sara Uribe dijo…
Gracias, abril siempre pinta distinto. Saludos.