Cuando despierto intento recordar. El registro. La importancia del registro. Lo simbólico. Un cuaderno anaranjado, un bolígrafo rojo, pero el cansancio en la mano, las tachaduras. Yo enmiendo. Esta es la habitación de las suturas, dice el rótulo. No el diván ni la blanca pared acolchada. Quizá sólo un interlocutor, alguien que observa, pupilas fijas. La escritura, en todo caso, ausente. Las manos, los ademanes, la expresión verbal no generará dificultada alguna. Definir la nomenclatura de la huida. Especificar. Voltear la mirada. Rehuir. Rehusarse al protocolo. Con qué palabras asir lo que se oculta. Eso. Lo invertebrado. Reunir sin miradas atónitas un montón de palabras secas. Decir: nadie, nadie, nadie. La repetición de preguntas. El estupor. Saber que toda esa vida, todo lo otro que somos se pierde.
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