Apuntes / antes / de dormir


Las pesadillas parecen haberse ido. El otro día sólo soñé una playa de arenas negras sin mar. ¿Cuenta eso como una pesadilla? Quiero creer que no. El sueño era un poco angustioso sólo al final, porque se me hacía tarde para llegar a dar clases (en el sueño yo seguía siendo maestra del IEST). Siento que se ha ido un cierto peso desagradable de mi ánimo. Ligereza. Me siento libre, a pesar del trabajo y de la maestría a la que regreso esta semana, hay una sensación de verano, de vacaciones en todas mis acciones. Por las mañanas me levanto y escucho a Fito mientras me baño y me peino. Salgo a la calle y en el carro de ruta sigo oyendo música que varía según mi estado de ánimo. Algunas veces leo en los autobuses. Otras me concentro en mirar la ciudad de mañana, cosa que siempre me hace sentir mejor. Mirar la ciudad desde una ventanilla tiene un efecto curativo en mí. Me gusta mi trabajo, lo disfruto enormidades. Llego y a veces hojeo los periódicos un poco. Más tarde mi café o mi té. Así transcurre la mañana entre usuarios ya conocidos, sus búsquedas, sus anécdotas. Labores administrativas y cosas así. Luego se da la hora de la salida. Transportarse. Alimentarse. Me gusta mi departamento. Llegar a él. Hoy por ejemplo comí atún. A la salida fui a pagar el cable y el internet. Compré unos tés que se ven buenísimos, de durazno, fresa con vainilla y frambuesa. Luego leí un rato Los detectives salvajes mientras comía un poco de yogurt de fresa y luego un té, de fresa también. Me dió sueño y me dormí hasta que Marco Huerta me despertó. Intenté fingir que no me había despertado pero no me creyó. Me metí al correo y al facebook un rato y luego salí volando al gimnasio. Encontré la caminadora que me gusta (la antigüita, la que no tiene pantalla de televisor) y estuve ahí como 50 minutos. No sentí el cansancio a causa del cigarro del otro día y eso que me fumé como unos cinco ayer en el café con Huerta y Cuan. Tenía ganas de ver una buena película. Tengo ganas de ir al cine pero no a ver esas mugres que están ahorita, sino algo bueno. Tendré que esperar el tour de cine francés en septiembre. Recuerdo que antes, Antes, yo solía ir mucho al cine. Los sábados, después de dar mi clase en la UNE, salía como a eso de las doce, me iba al matiné. Compraba nueces de la india y un café y me metía a alguna sala, vacía las más de las veces. La sala de cine sólo para mí. Recuerdo esa sensación. Pero tiene ya mucho tiempo que no voy al cine. Las últimas veces que llegue a ir, ni siquiera disfruté la película. El otro día vimos una peli aquí en casa y me gustó. Recuerdo que antes también yo solía ver películas, programas completos. Ultimamente sólo hago zapping. Zapping es todo lo que veo de televisión. Fragmentos de películas, de series, de documentales. Fragmentos. Comerciales no porque siempre le bajo el volumen. Casi no me gustan. Paré de leer porque acabé la primera parte de la novela de Bolaño y no quiero comenzar la segunda por hoy. No tengo sueño, por eso el debraye este que escribo ahora. Hay algo en lo que pienso, algo que da vueltas en mi cabeza. Un título. Unos poemas. Una carta de rumbos. La palabra palimpsesto. La palabra palinodia. Palinodia es igual a Sara Uribe se desdice. Retractarse. Pero no es en eso en lo que pienso en realidad. Pienso en la pregunta de Porchia: "¿cómo hablar de lo indecible?". En eso pienso, en cómo, en si será posible construir un lenguaje así.

Comentarios

mel dijo…
hola :)

la vi en el ajonjoli... se ve muy bien... que bueno que ya esta mejor XD

saludos,,, que este bien,,, bye ;)