Pienso en las mujeres de esas dos fotografías. La primera habita una isla. La segunda, se aproximará a la primera, sin saberlo, en su eje migratorio. La primera tiene un rostro melancólico. De la segunda no se sabe hacia dónde la mirada. La primera importa ya demasiado, tanto que si desaparece deshabitaría toda isla. La segunda no puede importar, no debe si se es prudente. Pienso en las mujeres de esas dos fotografías. En el mismo continente. Sin saberse. Y nosotros, es decir él, es decir ella, es decir nosotros. Aquí. Es decir yo.
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