A veces me pregunto por qué he tenido la suerte de encontrar tan buenos amigos, gente tan especial, tan querible. Me pone feliz tener a personas así a mi lado, escucharlos hablar, que me compartan lo que piensan, lo que viven. Aprender de ellos, crecer con y por ellos, por lo que de sí me dan sin saberlo. Puedo decir que tengo por amigos a gente muy talentosa, que escapa a lo común, gente extraordinaria por muchos motivos. No necesito verlos con demasiada frecuencia, sé que están ahí, me basta con saberlos. Me basta con esta felicidad que me da el quererlos. Así, sin esperar nada, sin deber nada, en esa libertad que siempre me han dado de serme. Eso, la libertad, me queda claro.
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