Esto de dejar de fumar está de la chingada. Creí que lo más difícil había sido resistir la primera semana allá en Tijuana y Mexicali, con todo mundo fumando y con lo que me gusta fumar en los viajes, en los bares, en las calles y las noches de otras ciudades. De hecho en tengo que decir que estando allá, ya en estados etílicos avanzados recaí con (según yo) dos o tres cigarros, pero para como están las cosas, con eso de que ya no supe lo que hice, pues francamente quien sabe cuántos hayan sido en realidad. Sin embargo, a partir del 16 de mayo puedo decir que estoy completamente limpia de tabaco. Aparentemente con el paso de los días es más fácil, pero a la vez no. Por ejemplo, ayer me dí cuenta de que precisamente desde hace dos semanas me da más hambre de la acostumbrada, y claro, es que la ansiedad se está canalizando por ahí. Supongo que tendré que volver a caminar o a decidirme de una vez por todas y entrar al gym con Santos. El miércoles que Marco fue a mi casa para ponernos de acuerdo en lo del evento de Pacheco, fumó en mi cuarto, con el clima, la puerta cerrada. Disfruté tanto el olor que quedó impregnado. Pero también es cierto que unos días antes, en el comedor de la casa de Marco, mientras me ayudaba a revisar un proyecto, el olor de su cigarro me pareció desagradable. Supongo que mi cuerpo empezará a repudiarlo y a añorarlo, a necesitarlo al mismo tiempo. Lo que me pasa es que me da tristeza no poder fumar. Y conste que lo dejo, tal vez malamente o no sé, no por miedo a lo que pueda hacerle a mis pulmones, sino porque ya comprobé que es lo que más daño le hace a mi colitis, ya ví que igual puedo comer picante, grasa, refresco y café en cantidades regulares, pero el cigarro me desmadra los intestinos super cabrón. Bueno, hay que aclarar que después de un año de fumar en exceso es que estoy en esta situación, si hubiera fumado con moderación podría seguir fumando, pero, claro, tengo esta tendencia adictiva, así que pasé de un o dos cigarros ocasionales a la semana a fumarme cuatro o cinco por la mañana y otros tantos por la tarde, como media cajetilla diaria, pues así cómo no. El punto es este, que yo podría, después de un periodo de cuidado y recuperación volvera fumar así, regularmente, pero ya me dí cuenta que no, que tengo este carácter adictivo en general, a la comida, por ejemplo, no el balde alguna vez llegué a pesar 90 kg, al alcohol, no en balde llegué a comprar el vino tinto por cajas y tomarme botella y media diaria para poder dormir y así. Soy obsesiva y aprehensiva, de ahí mi tendencia a la adicción, por eso soy virgen de drogas, porque se me hace que si las probara no las dejaba, jajaja. Me recuerdo ahora en el Ranchero después de la primera semana de no fumar, recuerdo el momento en que le dí la primera inhalada al cigarro, juro que sentí que la vida volvía a mi cuerpo, qué absurdo todo.
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