No sopor no sopor no soporto el rap (risas grabadas)


No era mi intención pero el domingo, al ir a caminar a la laguna, me topé con las comparsas del carnaval. Demasiada algarabía para mí: rumberos, vaqueritas, costeñitos y toda clase de disfraces multicolores, por allá un carro alegórico de un enorme cocodrilo, otro más con botargas de frascos de productos reductores de tallas, un diablo deslucido, una horda de angelitos prófugos todos del jardín de niños, un grupo de adolescentes con antifaces ensayando los movimientos de su baile, una estridencia tal que traspasaba incluso la burbuja auditiva protectora de mi ipod. Intenté hacer mi caminata normal, abajo, al margen de la laguna, el camino de terracería lucía solitario, parecía que todos los habituales caminantes habían optado por la opción carnestolenda. Pero conforme avanzaba, arriba, la orilla que da a la calle se fue llenando de vendedores ambulantes y peatones que avanzaban al lento ritmo de la larga fila de carros alegóricos. En la última vuelta me rendí, entré a un oxxo y me compré un yogurth de coco, lo comí mientras caminaba despacio por las márgenes de aquel río de gente y bullicio. Qué puedo decir, había niñas de ocho años bailando como si estuvieran en el antro o fueran el atractivo visual de programa de entretenimiento "familiar" de televisa, mientras sus madres aplaudían animosas alentando los "talentos dancísticos" de sus crías, y mientras, también, ciertos tipos oscuros contemplaban a las niñas con esas miradas desagradables que suelen caracterizar a gente así. Total que luego de pensarlo, no me queda más que concluir que soy una amargada que donde los demás ven risas y alegría sólo sabe ver, sí: el parabrisas empañado. Ejemplifico: no disfruto el circo nada más de pensar en el trato que reciben los animales, no soporto ver las jaulas móviles con que se promocionan y en donde yacen, tristes tigres y no menos melancólicos monos. Del circo tampoco disfruto a los payasos, del circo y de ningún lugar, llámese autobús o lugar de comida, detesto sus rutinas gastadas, llenas de estereotipos y agresión, la vulgaridad de su humor barato. Ejemplifico: no me causa risa ni gracia el hecho de que alguien se pegue o se caiga o se lastime de cualquier forma, todos esos programas de videos chuscos me hacen las menos cosquillas posibles. Que no me río, vamos. Podría seguir la lista, pero para qué.

Comentarios

gaby saenz dijo…
jajaja sabes no se porque pero me hiciste reir y elimitaste por completo mi noche de depresión total. He de confesarte que los circos me dan cierto temor y los payasos de los microbuses me hacen reir por las cosas tontas que dicen.

Saludos SU que estes bien :)
Hola Sara:

Qué interesante crónica anti-carnaval.

Ya era hora de que alguien dijera todo lo contrario a lo que dice la televisión.

A mí tampoco me gustan los desfiles, ni los circos, ni los payasos... Los bullicios y la multitud me exasperan, pero no por eso hay que vivir como un proscrito.

Hasta pronto.

P.D. Me encanta leer tus prosas. Si querer me haces sonreir.
abril dijo…
jajajjaja

me pasa igual, aunque a ves sí logro reirme.

besos
ellb dijo…
Pues diré entonces que somos dos.