Mercredí


siempre que decimos que sólo tomaremos dos cervezas y nos iremos a casa, sabemos que estamos mintiendo, pero no importa porque en todo caso es la excusa perfecta para justificarnos y tomar entre semana, lo cierto es que ayer tenía toda la intención de sólo ir a tomar café, una suerte de reivindicación por lo ocurrido antier, y sí, tomé café, o más bien un tortuga deslactosado y un té de durazno, me fumé cuantos cigarros mientras leía Milagros para una tarde de lluvia e intentaba escribir al menos un par de versos decentes, las meseras sí, me veían de reojo y reían, cuchicheaban lo del día anterior, mientras, arriba, en el segundo piso estaba K con cierto promotor cultural, subí a saludarles y sentí, no sé, una suerte de nostalgia absurda e incómoda

después llegó E y la verdad es que sí se me antojó una cerveza, a pesar de que la noche estaba algo fresca, así que partimos en expedición al centro de Tampico, era miércoles y antes de quincena, no esperábamos gran cosa, primero fuimos al T pero estaba muertísimo, lucía particularmente depresivo y como no era ese el plan, nos enfilamos rumbo al A, preguntamos si había cover y un tipo de actitud turbia nos dijo que cuarenta pesos el cover y siete la chela, preguntamos que si había gente y nos dijeron que poca, pero que en el segundo piso había Gente que subiéramos a ver, a E se le encendió el foco rojo y más bien emprendimos la huida, terminamos a las puertas del A (el otro A, el nuevo) y un tipo muy amable en la entrada nos dijo que no había cover y que las chelas estaban a quince pesos, de aquí somos, dijimos, y entramos al lugar que estaba casi vacío, sólo un par de islas estaban ocupadas, al centro, la pista lucía agradablemente solitaria, de hecho, al fin pude ver el lugar de forma tranquila, sin tanta gente ni oscuridad, descubrí por ejemplo, que hay una salida de emergencia, que las pinturas de sus muros son pretensiosas y vulgares, en fin, pedimos un par de indios y yo una rusa, encendimos cigarros y platicamos entre la estridencia de la música

después de un rato ellos bailaron, nos preguntamos qué estaría pensando ese chico moreno y delgado, de apariencia inocente, mientras bailaba, de hecho lo reconocí, su cara me era familiar, la había visto haría tal vez un mes en el T, el caso es que el chico vino a pedirnos un cigarro y soy de la idea de que un cigarro no se le niega a nadie, así que le dimos un camel, no les molesta si me siento a fumarme el cigarro con ustedes, preguntó, total que se sentó ahí junto y comenzamos a hablar, o más bien empezamos el interrogatorio: ¿cuánto te pagan? 400 porque estoy flaquito, a los más mamados les pagan hasta 1000 / ¿qué edad tienes? 24 y ¿desde cuándo? desde los 20 / ¿tu mamá sabe? toda mi familia lo sabe, siempre me dijeron que porque no bailaba / ¿trabajas en algún otro lado? sí, hace como un mes trabajé en el T / ¿hasta que horas tienes que estar aquí o bailas y puedes irte? tengo que estar aquí hasta las cinco / ¿y a qué horas te despiertas? a las dos / ¿tienes hijos? sí, uno/ ¿de qué edad? siete meses / ¿y te casaste con la muchacha? no, yo no me pienso casar nunca / y así seguimos haciendo y haciendo preguntas

hubiéramos querido invitarle un trago a Luis, porque cuando nos presentamos resultó que así se llamaba, pero sus tragos valían 100 pesos y la quincena aún no llegaba a eso de la una de la mañana, se portó amabilísimo, había una cierta inocencia reflejada en su rostro, fingida o no, la tenía, lo comentamos luego de que se fue para que no lo regañaran

¿en qué piensas mientras bailas? quiero que me miren / si, pero ¿en qué piensas? en la atención de la gente, a mi me gusta mucho bailar quiero que la gente me preste atención, quiero que me miren, eso dijo
total que esta vez, de todas, si cumplimos lo dicho, sólo nos tomamos tres cervezas y salimos de ahí

Comentarios

I.Trejo dijo…
Después de recetarme todo el abecedario del ugares y gentes jaja, te mando un abrazote y no seas coda, regresa y pagale su trago a Luis.
Sara, ¡que excelente relato!, lejos lo mejor fue la parte de las preguntas y respuestas. Me encanta tu soltura de palabras cotidianas, ya que puedo imaginarme perfectamente la situación. Un saludo!
sarauribe_26 dijo…
Iván:
va un abrazo de regreso y si, ya volveremos a encontrarnos con Luis y habrá oportunidad de invitarle un trago, es que nos agarró una noche antes de la quincena, je.

Camila:
pues casi no creo saber narrar o describir, me cuesta mucho trabajo, por cierto ¿te han llegado ya los libros que te envié? tuve un problema con otra persona a la que no le llegaron, avísame porfa
buu, lamentablemente no me ha llegado el envío :( De todos modos, me sigo entreteniendo siempre con vuestras actualizaciones. Un abrazo!