Jardín Guerrero

Por las tardes y noches, tras largas caminatas, pasar por un café y encender un cigarro, sentarme en una de sus bancas, mirar y mirar su fuente, como si con ello alguna luminosidad, algún recuerdo minado por los años, pudiese hacerse visible. Me hubiese gustado tomarme una fotografía ahí, sentada sobre sus muros de agua, mirando hacia la cámara, emulando lo que hace más de veinte años atrás. A un lado suyo, sí, como cuando niñas, antes de cualquier abismo ahora irreversible.
El frío y los días yéndose, esas tres cuadras hacia la casa de Angélica. ¿Porqué siempre me ha gustado tanto caminar y caminar y caminar? Eso, andar por calles desconocidas hasta hacerlas mías, esos rostros, esas rejas, esas cerraduras. Las rojizas baldosas, las puertas de madera astillada, los patios interiores.
De extranjería, de eso se trata este post y todo por ahora.

Comentarios

alejandra dijo…
bueno, a ver cuándo invitas, sisisi, invitame invitame, yo ando viendo ya lo de tu taller por acá, un comentario bein aprovechado! besos! =)