Le bastó


La contemplación de aquella escalera, los peldaños pertinaces de hace siglos, los incontables patios interiores, las tantas columnas, la piedra y el hollín oculto. Le bastó la palabra hospicio, aquella imagen donde infantes y enfermos y locos se confunden en una sola horda. El hedor a miseria restregándosele, el tufo del aceite requemado, el atroz cochambre de lo paupérrimo. Le bastó la pierna ausente, la vejez indigna arrastrándose en puentes asfaltados. La confusión de nacionalidad, los pasillos erróneos. El verde iluminado del pacífico en los cuadros de Van Gogh, ese decir de la belleza en los peces de colores de un mar no navegado. Le bastó lo insular, lo magnánimo, la insurrección de la memoria y la repetición inesperada de lo coincidente. La muchedumbre desconocida, el llegar tan de mañana. Le bastó saberse.

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