recuento uno punto uno

No son mías las palabras ni las cosas
ellas tienen sus fiestas, sus asuntos
que a mí no me conciernen
Cintio Vitier
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De pronto me asalta el pensamiento de las cosas que alguna vez significaron algo para mí, cosas, así como se escucha: cosas, qué quién sabe dónde habrán terminado:
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1) mi columpio rojo con blanco que estaba en el jardín de la casa de Querétaro
2) mi camionetita pick up anaranjada de pedales en la que salía a recorrer mi colonia y la verdad me sentía muy muy
3) ese perro café de peluche que mi mamá nos dió a cambio de un perro verdadero y que nunca lo quise porque siempre lo supe falso, estorboso
4) esa poltrona de playa que guardábamos debajo de la escalera y en la que me tumbaba a leer los libros de la primaria
5) los quinqués con petróleo que usábamos cuando se iba la luz
6) la consola donde oía esos discos de Mike Laure (a mi playa, nadie viene, estoy solo junto al mar, mi canoa, mi guitarra y una red para pescar)
7) la batidora industrial con la que mi mamá solía hacer el betún para sus pasteles
8) mi portafolios azulito de plástico que usaba en la primaria para llevar mis libros
9) esos radios viejos que mi mamá guardaba en la parte superior de los clósets
10) mi vestido de primera comunión
11) las medallas de mi madre que tuvimos que malbaratar
12) la máquina de escribir mecánica donde escribí mis primeros cuentos y poemas
13) la muñeca que tanto quería y que le regalé a una niña cuya casa no tenía puertas, y que le fue robada la misma noche en que se la obsequié
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