En una tienda de ropa interior de cuyo nombre no quiero acordarme nos sitúa intertextualmente Dana Gelinas (Premio Aguascalientes 2006). Su poesía nos sirve de irónico auriga para irnos de shopping en un día de San Valentín a la climatizada burbuja de un Centro Comercial. Entre aparadores y escaleras eléctricas, con un itinerario consumista que va del Departamento para Caballeros al de Lencería, pasando por un Latte al Coffee Bar y de ahí a la Ropa Deportiva, Artículos de Importación, Joyería, Electrónicos, Farmacia, Perfumería, Libros y Revistas, Chocolatería, Baratas, así hasta llegar inevitablemente a Crédito y Cobranza.
Boxers es un lúcido escaparate de la artificial atmósfera en la que nos sumerge la mercadotecnia de los slogans y las necesidades creadas que echan raíces en el diván posturopédico del inconsciente. La verdadera sed, la verdadera pasión, la verdadera sensorialidad se confunde bajo la lycra y el encaje, bajo el ornamentado disfraz de lo aparente. Por eso cuando el cupido inocente de la publicidad nos flecha, el deseo es una Coca-Cola que obtienes si le das una moneda a la consola de refrescos en la estación alucinada bajo los cincuenta grados del Colorado Desert; la seducción es una promesa: un portafolios con olor a piel para atreverse; las mujeres son habitantes de Venus y el amor poco tiene que ver con glándulas sudoríferas y salivales, cabello, riñones, hígado y páncreas, pleura, sangre, huesos, nervadura y músculos, neuronas; el amor es sólo un corazón de papel, un corazón doblado en un sobre, un bocado de chocolates con demasiado alcohol, demasiados azúcares, demasiados sabores que envenenan.
El ritmo en los poemas de Boxers, está cimentado en una cierta lentitud y en una subrepticia contundencia que de pronto nos asaltan y nos asestan un asombro o una intuición; el poema titulado David Beckham me parece el más claro ejemplo de ello, hay detrás de sus líneas una parsimoniosa musicalidad que nos conduce morosa, paulatinamente como quien caminara entre los cíclicos aparadores de la poesía.
Si ustedes leen Boxers de Dana Gelinas, como seguramente lo harían en una Gran Barata de Liverpool, podrán aprovechar las ofertas y descuentos que sus versos nos ofrecen, si ustedes se animan a acercarse a las puertas automáticas que son las hojas, los poemas de este libro, quizá puedan llevarse a trece meses sin intereses: una camisa nueva para robarse el corazón de una mujer; unos pantalones perfectos: de mezclilla, a la cadera; una corbata italiana, monolito recién emergido del mar del deseo con tonalidades de Boticcelli, de garbo y métrica perfecta; un reloj de hombre de cristal de cuarzo y acero inoxidable (…) hecho con arena fundida y briznas de oro que une al instante al futuro presente y al futuro anterior; un par de zapatos par el camino, para los días grandes y los días pequeños.
Boxers es un lúcido escaparate de la artificial atmósfera en la que nos sumerge la mercadotecnia de los slogans y las necesidades creadas que echan raíces en el diván posturopédico del inconsciente. La verdadera sed, la verdadera pasión, la verdadera sensorialidad se confunde bajo la lycra y el encaje, bajo el ornamentado disfraz de lo aparente. Por eso cuando el cupido inocente de la publicidad nos flecha, el deseo es una Coca-Cola que obtienes si le das una moneda a la consola de refrescos en la estación alucinada bajo los cincuenta grados del Colorado Desert; la seducción es una promesa: un portafolios con olor a piel para atreverse; las mujeres son habitantes de Venus y el amor poco tiene que ver con glándulas sudoríferas y salivales, cabello, riñones, hígado y páncreas, pleura, sangre, huesos, nervadura y músculos, neuronas; el amor es sólo un corazón de papel, un corazón doblado en un sobre, un bocado de chocolates con demasiado alcohol, demasiados azúcares, demasiados sabores que envenenan.
El ritmo en los poemas de Boxers, está cimentado en una cierta lentitud y en una subrepticia contundencia que de pronto nos asaltan y nos asestan un asombro o una intuición; el poema titulado David Beckham me parece el más claro ejemplo de ello, hay detrás de sus líneas una parsimoniosa musicalidad que nos conduce morosa, paulatinamente como quien caminara entre los cíclicos aparadores de la poesía.
Si ustedes leen Boxers de Dana Gelinas, como seguramente lo harían en una Gran Barata de Liverpool, podrán aprovechar las ofertas y descuentos que sus versos nos ofrecen, si ustedes se animan a acercarse a las puertas automáticas que son las hojas, los poemas de este libro, quizá puedan llevarse a trece meses sin intereses: una camisa nueva para robarse el corazón de una mujer; unos pantalones perfectos: de mezclilla, a la cadera; una corbata italiana, monolito recién emergido del mar del deseo con tonalidades de Boticcelli, de garbo y métrica perfecta; un reloj de hombre de cristal de cuarzo y acero inoxidable (…) hecho con arena fundida y briznas de oro que une al instante al futuro presente y al futuro anterior; un par de zapatos par el camino, para los días grandes y los días pequeños.
.
.
Publicada originalmente en La Razón
.
Comentarios
Besos y más besos.
He entrado pocas veces a tu espacio pero quiero decirte Sara que estimula.
He entrado pocas veces a tu espacio pero quiero decirte Sara que estimula.
tengo tus boxers en el tendedero, ja, ja, pues no sabía que era Santa Fe, tomé la foto de internet, ya en serio sí tengo tu libro de boxers, no autografiado, pero lo tengo, vamos haciendo una posadita café-literaria con Diana y Liliana, y te llevo tu libro, qué te parece?
Joaquín:
Gracias por el comentario, el libro de Boxers probablemente lo puedas comprar en Samborns aquí en Tampico, la autora, Dana Gelinas, estuvo el mes pasado aquí en el puerto en la feria del libro y vendió directamente sus ejemplares, puede ser que en Samborns lo encuentres aunque no estoy completamente segura.
De ella publiqué en mi espacio dedicado a la poesía (al que desde ya te invito), hace algunos meses, uno de sus poemas: Islas del Departamento de Belleza. Me gusta su claridad y difícil sencillez de sus letras. Un gusto leer tu reseña.
Saludos...