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La oscura casa del hambre
fragmento II
La oscura casa del hambre tenía puertas y ventanas que nunca pude abrir. Por las noches las ratas chillaban en busca de alimento, ciegas y espurias corrían de un lado a otro amedrentadas por su propia sombra, amedrentadas por el miedo. Pero no había más que silencio y polvo sobre sucios, viejos muebles horadados, sobre la inútil silla de ruedas de mi madre muerta años atrás, sobre la borrosa fotografía de un dios que había olvidado nuestros nombres. Cómo sobrevivieron las ratas, cómo sobrevivimos nosotras, sin padre ni madre ni andén ni destino, cómo sostuvieron nuestras manos en sus palmas tanto vacío.
poema leído en la quinta sesión de Letras del Mundo en Tamaulipas 2006
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Comentarios
Desde el fin de semana te he declarado mi presentadora de cabecera. Aún sigo conmovido por el bello poema en prosa que me regalaste en torno a La Semana Milagrosa. Me dan tantas ganas de publicarlo, pero sólo con tu permiso desde luego. Espero poder ampliar mis comentarios una vez que termine este maremágnum de la feria y de las letras y E TÉ CÉ. Nos debemos el café y las chelas.
Con cariño, un abrazo.
???
gracias por tus comentarios, tengo unos libros para tí, te conseguí el de Juan Domingo Argüelles y también el de Luis Aguilar, la próxima vez que nos veamos te los llevo...
Iris:
que te parece si te cambio la graduación en cierto lugar cuyo nombre refiere a una caverna, por el video donde aparezco leyendo mis poemillas, no lo quiero de regalo de santos reyes o de día del niño, je, y me debes la clasecita de lo que me platicaste.
Marco:
favor que me haces, claro que puedes publicarlo, yo lo pienso publicar en mi columna de este sábado en La razón, lástima que no pude convivir con ustedes hasta las tempranas horas y ya ni te ví en el desayuno, pero ya nos recuperaremos en otra ocasión, pero al menos nos tomamos nuestro chocolatito y un par de chelas