La oscura casa del hambre
A veces pienso en mi padre, lo imagino deambulando por ahí en alguna plaza, cruzando una calle, subiendo a un autobús. Me pregunto si se acuerda de nosotras, si alguna vez deseó que no hubiésemos nacido, si maldijo a mi madre por haberle dado un hijo que murió a los pocos días, si sabría en mis palabras reconocer su ausencia. A veces hay tardes en que ancianos se acercan a mí para pedirme una moneda, entonces pienso que tal vez mi padre pide limosna en algún café a una mujer como yo que fuma mientras escribe. Entonces pienso que si aquel hombre fuese mi padre sabría del hambre pegada en las costillas, sabría del ruido del ácido al caer sobre el hueco de un estómago vacío. Si aquel hombre fuese mi padre, si su mano extendida y vacía junto a mí, si aquel hombre fuese mi padre, pero no.
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Comentarios
De cualquier manera y en caulquier lugar se agradece un buen poema.
Te invito a visitar mi Blog: disiento.blog.com
Si esa ausencia hizo a la Sara que conocemos, si esa huida paterna es material de poemas así, es solo confirmación del dicho popular de "no hay mal que por bien no venga".
Tu poema me estremece. Con razón ganas premios, Surimi, porque lo que escribes es honesto y completamente tuyo.
Felicidades. Tenemos que reunirnos.
pues ya vez a mi regreso cuántas sorpresas me esperaban... esta noche revisaré el material y seguiré quebrándome la cabeza sin entender, sin poder entender porqué...
Ramón:
pues conscientemente me refería a algo con lo de "mal tiempo", pero creo que inconscientemente incluí el calor y el contexto actual
y gracias por la invitación, estaré visitando tu página
Cobardísima anonimísima:
Escribir esa serie de poemas es una de las cosas que más trabajo me ha costado, pero que también me ha dado más gozo, más liberación, aún están en proceso, he leído dos de ellos en público y ahora transcribo uno aquí, pero quiero verlos un poco más en la distancia. Gracias por sentirlo así. Felicidades por ese nuevo contrato editorial, eso tenemos que celebrarlo...