Porque en las fotografías parecías siempre otra persona. Una más lejana. Como si muchas mujeres se disfrazaran de ti sin conseguir ocultar su condición de impostoras. // Se empeñaban en sonreír de la misma forma en que lo haces tú sin lograrlo. Tu mirada multiplicada en falsos ojos que no decían nada de ti, excepto tu imagen. // La imperturbabilidad de una imagen idéntica a ti. Idéntica pero falsa. Y cuanto más falsa más cierta, solías añadir, como si todas esas no-tú configuraran a la que realmente eres. Como si en su falsedad se revelara una autenticidad inalterable. // Ahí estabas, con barba, sin barba, con bigote o sin él, con tu pelo largo o corto, con tu cara redonda o afilada, con un cigarro en la mano o simplemente posando para la cámara, como si no supieras que ese momento sería registrado. Como si no supieras nada.
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